Este año Ana, las hijas y yo hemos pasado la semana santa esquiando en Val Thorens. Han sido 6 días de esquí mañana y tarde, de los cuales hemos disfrutado un montón. De verdad que a experiencia nos ha encantado a todos, pero, como todo o casi todo en la vida, siempre hay alguna pega.
En este caso ha sido que yo he vuelto con la rodilla un poco tocada, creo que por la carga de los 6 días que han sido muy intensos. Así, me he plantado a mediados de abril sin poder salir mucho en bici porque cada vez que alargaba un poco la salida (es decir, cada vez que pasaba de 80-100 km) la rodilla protestaba y tenía que bajar el pistón y acortar la salida.
En fin, que, para evitar males mayores, he tenido que cambiar bastante el plan de abril, reduciéndolo un montón, claro. Pero, bueno, parece que la parada ha surtido efecto y en mayo las molestias prácticamente han desaparecido. Por tanto, poco a poco he ido alargando las salidas, cuando el tiempo lo ha permitido, y hoy he podido hacer 160 km sin molestias.
Así que, todavía hay esperanza de hacer la etapa del Tour, a ver si en las 3 semanas que quedan puedo ir puliendo un poco la forma para poder acabar la dichosa etapa.
