Esta, como es en casa, resulta muy cómoda dado que
no implica desplazamientos y todo resulta muy familiar. Así, pude
levantarme y desayunar con tiempo, coger el dorsal sin problemas, pasar
por el baño tranquilamente… En fin, que estaba
en la salida en perfecto estado de revista. Además, tuve tiempo para
ver la salida de los andalaris.
Como ya anticipaban las previsiones, en esta
edición tuvimos un protagonista de excepción que iba a marcar el devenir
de la carrera, al menos a mí: el calor. Desde las 8 de la mañana ya
hacía bastante calor y a las 10 yo creo que ya andábamos
por los 30 grados. Normalmente la salida me la tomo con calma, y este
año todavía más, porque ya sé que estas temperaturas no me sientan nada
bien.
En la salida los compañeros de entrenamientos se
fueron enseguida, como ya esperaba, porque están andando muy bien. Por
supuesto, a Alex y a Isaac ni les vi y a Rafa, Etor y Lander un poco al
principio, pero muy al principio. Olano se lo
toma con más calma que yo. A Corcu también le perdí de vista pronto
pero en la subida a Gaztelumendi le volví a coger y fui hasta el
avituallamiento de la casa Torre con él.
En la casa Torre ya noté que no iba y que la subida
al Ganguren se iba a hacer durísima. Así fue, ya en la parte final me
tuve que parar 2 veces porque no podía, la segunda de las paradas con
mareo incluido. Poco a poco conseguí llegar
al avituallamiento donde comí y bebí algo. Esto me dio un poco de aire
pero la verdad es que iba muy mal, cada vez que había un repecho lo
hacía andando y, en la bajada a Lezama, me dejé llevar pero hasta eso me
costó un horror.
Por fin, llegué a meta en 2h:50’, casi 30’ más que
el año pasado. De nuevo, tomé líquido y algo de fruta, poco a poco me
fui recuperando pero sí que notaba un cansancio terrible. En el Vivero
Unai ya me había dicho que Isaac había hecho
4º y abajo me dicen que en 2h:01’. Sin comentarios, una máquina. Los
demás también muy bien, buenos tiempos para el día que había salido. Al
parecer, Olano y yo fuimos los que más sufrimos el calor.
Al de poco de llegar, aparecieron los de la txiki.
Leire e Irati entraron con un sofoco de aúpa. Leire, además, con dolor
en los pies porque las zapatillas le han hecho daño. Todos habían pasado
mucho calor pero Ana me dijo que sin problemas,
que se habían arreglado bien.
Después de la entrega de premios, fuimos al Grisson
a tomar una cerveza y de nuevo me dio un mareo bastante serio. En éste
lo pasé realmente mal, poco a poco, con ayuda de Ana y Etor, conseguí
levantarme e ir a casa. Me tumbé un poquito,
me di una ducha y ya mejor. Comí algo y, después de la siesta, me vi
recuperado y nos fuimos a la piscina a pasar la tarde.
Después del susto del mareo, esta semana habrá que
tomársela con tranquilidad. Espero seguir con los entrenamientos para
hacer la Sorginen, eso sí, con calma y midiendo los esfuerzos.